- Roy Batty
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Hay series de dibujos animados que nos marcan de por vida. Personajes que se nos graban a fuego en la memoria y perduran en nuestros recuerdos hasta el día que dejemos este mundo. Nosotros nos iremos, sin embargo ellos se quedarán para siempre. Son eternos e inmortales. Y como el buen vino, con el paso de los años adquieren ese sabor añejo que cualquier buen paladar sabrá apreciar. En el anterior artículo hablé de Godzilla y King Kong, los dos gigantes de «carne y hueso» más famosos de la historia del cine y televisión. Hoy me permito el lujo de ser continuista y escribir del gigante metálico por excelencia. El robot que en las décadas de los 70 y 80 robó el corazón de millones de niños y no tan niños: Mazinger Z.
El nacimiento de Mazinger Z
El origen de Mazinger Z es, como cualquier creación de renombre, fruto de una serie de casualidades que se dan en la vida. Go Nagai se sirve de un par de referencias, de un primer proyecto algo fallido y de un atasco de tráfico para dar a luz al que a la postre ha resultado ser el rey de un género.
Dos mangas fueron, sin lugar a dudas, fuente de inspiración de Go Nagai para gestar en su cabeza su creación más famosa. Tetsujin 28-gō, un robot gigantesco sin armas controlado por un niño con un control remoto que se valía de su fuerza bruta para combatir las fuerzas del mal.
Y por supuesto, Astroboy del gran Osamu Tezuka, que narra las aventuras de un androide construido por el Dr. Tenma para reemplazar a su hijo fallecido en un accidente. Astroboy, además, ha influenciado a un gran número de autores. Escritores, dibujantes, directores de cine… muchos se han fijado en la obra de Tezuka, que a su vez tomó prestadas las famosas «tres leyes de la robótica» de Isaac Asimov. Por poner un ejemplo: Steven Spielberg se basó en la obra japonesa para su película Inteligencia Artificial.
Con esas dos influencias y su descontento con su manga Getter Robot, del que sentía que bebía demasiado de las obras que le inspiraron, Go Nagai pensó que sería genial que su coche se transformara en robot y saliese del atasco de tráfico en el que se encontraba. De esa disparatada idea surgió en su cabeza el concepto de robot gigante controlado desde dentro. Así nació Mazinger Z.
Manga y anime
Resulta curioso, ya que no suele ser habitual, que la publicación en papel y la serie de televisión fueron casi de la mano. La primera publicación del manga data de octubre de 1972, siendo el quinto y último tomo editado en agosto de 1974. La serie animada se emitió por primera vez en Japón en diciembre de 1972, finalizando en septiembre de 1974 con un total de 92 capítulos.
En España, como buenos españoles que somos, se hicieron las cosas a medias. En 1978 Televisión Española compra los derechos de 33 capítulos, llegando a emitir 32 en su Primera Cadena (hoy conocida como La 1). Tuvimos que esperar 15 años para poder ver la serie al completo emitida por Telecinco en 1993, con un baile de horarios de emisión que descolocaba incluso al mismísimo Koji Kabuto, que ya no sabía ni a qué hora tenía que sacar el planeador a pasear.
Fue el primer anime emitido en España no infantil, pero que enganchó a millones de niños y que hoy en día, los nacidos en los 70 y 80, tenemos un imborrable recuerdo de personajes tan míticos como el Profesor Kabuto, Sayaka Yumi, el Doctor Infierno, el Barón Ashura, Afrodita-A y por supuesto, Koji Kabuto y Mazinger Z.
Opening japonés de Mazinger Z
Con el tiempo la serie dio paso a varias secuelas, reboots, spin offs y películas. Gran Mazinger, Goldorak (como me molaba esa serie), God Mazinger, Mazinkaiser… auténticas joyas que, sin llegar al nivel icónico de la serie original, hicieron las delicias de los millones de fans.
Mazinger Z, cuerda para rato
Cuando una franquicia lleva en el candelero más de 40 años a sus espaldas y a día de hoy sigue publicando material (no olvidemos que su última película, Mazinger Z Infinity, se estrenó en Japón en 2017) es porque algo se ha hecho bien.
El mecha por excelencia se puede sentar a comer en la misma mesa que Dragon Ball o Saint Seiya, por poner dos ejemplos de series de manganime que han sentado cátedra en el mundo entero y que con el paso de los años no sólo no pierden fans, sino que los ganan.
Ya sólo falta, y estoy seguro que muchos compartiréis mi opinión, que alguna editorial vuelva a publicar el manga original en un formato de lujo. Sería una oportunidad perfecta para que los viejos rockeros volvamos a sacar al niño que todos llevamos dentro. Además, las nuevas generaciones podrían disfrutar de uno de las obras más representativas del manga.
Y como curiosidad final, en Cabra del Camp, un pequeño municipio de Tarragona, existe una estatua de 10 metros de altura de Mazinger Z. Los que paséis cerca de allí no perdáis la ocasión de pasar a verla, ¡os va a encantar!
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